Conocida la situación compleja por la que está atravesando la humanidad entera, es que se nos plantea la necesidad de relacionar dos constructos, la pandemia y la voluntad del ser humano frente a este este tipo de fatalidades.
La pandemia que nos asola, nos obliga a caer en la cuenta de nuestra “humanidad común” a pesar de todas nuestras distinciones, muros y separaciones. Hoy, una amenaza viral nos ha hecho recuperar la conciencia de que formamos parte de una misma comunidad global. Incluso quienes se creían más protegidos e invulnerables se han visto igualados a los demás por un simple virus que ha puesto de manifiesto la «universal debilidad de la condición humana».
Nos sentimos vulnerables y a la vez responsables como agentes de cambio en el curso de las cosas. Entendiendo la condición humana como lo más endeble de la existencia en sí misma y a la vez, la única con las condiciones para poder modificar el curso de las acciones que lleven al mundo a salir adelante.
La nueva normalidad debe fundarse sobre esta conciencia de la fragilidad e insuficiencia de cada uno y no sobre la autoafirmación absoluta de sí mismo y de lo propio como venía siendo.
Empezaremos a experimentar un humanismo inclusivo y no excluyente del otro, del distinto; un humanismo plural, que no impone un modelo único de humanidad, sino que atiende a las diferencias y las acoge, y un humanismo ecológico, que no contrapone al hombre y a la naturaleza, sino que los armoniza. Un humanismo por lo demás abierto a la ciencia, como actividad humana que es; pero que considera que la tecnología debe estar siempre al servicio del ser humano y no al revés, reivindicando la superioridad de los valores humanos y morales sobre los puramente técnicos.
En lo personal, este aislamiento nos ha llevado a muchos a repensarnos, a hacernos preguntas más existenciales y hasta a crisis de valores que trascienden nuestros espacios cercanos (familia, amigos, vecinos, organizaciones). Hemos vuelto a valorar espacios y tiempos personales; a extrañar a quienes no podemos ver, a redefinir formas de hacer y ser frente a lo externo (conocido o desconocido).
Sobre este marco nos preguntamos: ¿Qué habilidades deberemos desarrollar para mantener nuestra “empleabilidad”?
¿Qué competencias deberemos aggiornar los profesionales en un mundo marcado por el cambio y la incertidumbre?
Desde DUO Gestión de Talentos hemos profundizado acerca de la problemática planteada. Teniendo en cuenta las experiencias con empresas clientes y sumando también nuestras vivencias personales, podemos vislumbrar cambios en el enfoque de algunas competencias ya existentes, así como el surgimiento de nuevas habilidades para trabajar en una economía post COVID-19.

Competencias que deberemos mirar de otra manera:
– Liderazgo, el desarrollo del teletrabajo y el trabajar por proyectos requiere de líderes que sepan inspirar, motivar a sus colaboradores desde la distancia y fomentar la colaboración, manteniendo el foco en los resultados.
El valor de la confianza ocupará un rol clave en el liderazgo de equipos virtuales.
– Inteligencia emocional, cada vez será más necesario plantearnos cómo gestionamos nuestras emociones, lo que incluye saber escucharse a uno mismo y a quienes nos rodean. Así como saber expresarse de manera asertiva y empática con el fin de evitar conflictos innecesarios.
– Adaptabilidad, estar abierto al cambio se ha convertido en necesidad en un mundo que evoluciona rápidamente, lo que implica modificar la conducta personal para alcanzar los objetivos cuando surgen dificultades inesperadas.
– Capacidad para aprender a aprender (learnability), el mundo actual requiere de formación constante y continua para mantener la empleabilidad, lo que implica una actitud de superación constante con el objetivo de agregar valor tanto a sí mismo como a la organización.
– Creatividad e innovación, desarrollar un espíritu creativo e innovador para resolver problemas será imprescindible, desarrollando la capacidad de modificar las cosas, incluso partiendo de formas o situaciones no pensadas con anterioridad.
– Pensamiento crítico, capacidad para discernir objetivamente entre diferentes tipos de informaciones, llegar a opiniones y soluciones adecuadas para cada necesidad.
Las nuevas habilidades:
– Capacidad de codificación y digitalización, las competencias de mkt digital, desarrollo web, la codificación, la visualización de datos, el machine learning y la gestión analítica de datos web, serán imprescindibles para fortalecer la dimensión digital del trabajo y hallarse menos expuestos a crisis de todo tipo.
– Data literacy, es la capacidad de leer, interpretar y escribir los datos para construir soluciones nuevas.
Ya se comienza a acuñar el término “sabiduría tecnológica” como un proceso de formación imprescindible para que las empresas se hallen en mejores condiciones para resistir posibles nuevas crisis globales.
Lo anterior nos invita a reflexionar y a repensar también nuestro rol como consultora, apoyando la gestión de las personas en los nuevos ecosistemas organizacionales.
Lograr este desafío es un compromiso global, y alcanzar un buen resultado en este sentido, implicará que habremos cumplido nuestra misión como AGENTES DE CAMBIO.

